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«Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era miedo» en francés , con la traducción paralela

Conte de celui qui partit pour apprendre la peur

52 votos
✒ Autor
📖 Paginas10
⏰ Tiempo de leer 45 minutos
💡 Fecha de publicación1812
🌏 Idioma original Alemán
📌 Tipo Cuento de hadas
📌 Géneros Literatura infantil, Aventura, parábola

Conte de celui qui partit pour apprendre la peur: leer el libro , con la traducción paralela en español

Un père avait deux fils; le premier était réfléchi et intelligent; il savait se tirer de toute aventure. Le cadet en revanche était sot, incapable de comprendre et d'apprendre. Quand les gens le voyaient, ils disaient: "Avec lui, son père n'a pas fini d'en voir." Quand il y avait quelque chose à faire, c'était toujours à l'aîné que revenait la tâche, et si son père lui demandait d'aller chercher quelque chose, le soir ou même la nuit, et qu'il fallait passer par le cimetière ou quelque autre lieu terrifiant, il répondait: "Oh non! père, je n'irai pas, j'ai peur." Car il avait effectivement peur. Quand, à la veillée, on racontait des histoires à donner la chair de poule, ceux qui les entendaient disaient parfois: "Ça me donne le frisson!" Le plus jeune des fils, lui, assis dans son coin, écoutait et n'arrivait pas à comprendre ce qu'ils voulaient dire. "Ils disent toujours: "Ça me donne la chair de poule! ça me fait frissonner! Moi, jamais! Voilà encore une chose à laquelle je ne comprends rien."
Un labrador tenía dos hijos, el mayor de los cuales era muy listo y entendido, y sabía muy bien a qué atenerse en todo, pero el menor era tonto y no entendía ni aprendía nada, y cuando le veían las gentes decían: "Trabajo tiene su padre con él." Cuando había algo que hacer, tenía siempre que mandárselo al mayor, pero si su padre le mandaba algo siendo de noche, o le enviaba al oscurecer cerca del cementerio, o siendo ya oscuro al camino o cualquier otro lugar sombrío, le contestaba siempre: "¡Oh!, no, padre, yo no voy allí: ¡tengo miedo! Pues era muy miedoso." Si por la noche referían algún cuento alrededor de la lumbre, en particular si era de espectros y fantasmas, decían todos los que le oían: "¡Qué miedo!" Pero el menor, que estaba en un rincón escuchándolos no podía comprender lo que querían decir: "Siempre dicen ¡miedo, miedo!, yo no sé lo que es miedo: ese debe ser algún oficio del que no entiendo una palabra."
Il arriva qu'un jour son père lui dit: "Écoute voir, toi, là dans ton coin! Tu deviens grand et fort. Il est temps que tu apprennes à gagner ton pain. Tu vois comme ton frère se donne du mal." - "Eh! père," répondit-il, "j'apprendrais bien volontiers. Si c'était possible, je voudrais apprendre à frissonner. C'est une chose que j'ignore totalement." Lorsqu'il entendit ces mots, l'aîné des fils songea: "Seigneur Dieu! quel crétin que mon frère! Il ne fera jamais rien de sa vie." Le père réfléchit et dit: "Tu apprendras bien un jour à avoir peur. Mais ce n'est pas comme ça que tu gagneras ton pain."
Mas un día le dijo su padre: "Oye tú, el que está en el rincón: ya eres hombre y tienes fuerzas bastantes para aprender algo con que ganarte la vida. Bien ves cuánto trabaja tu hermano, pero tú no haces más que perder el tiempo." - "¡Ay padre!" le contestó, "yo aprendería algo de buena gana, y sobre todo quisiera aprender lo que es miedo, pues de lo contrario no quiero saber nada." Su hermano mayor se echó a reír al oírle, y dijo para sí: ¡Dios mío, qué tonto es mi hermano! nunca llegará a ganarse el sustento. Su padre suspiró y le contestó: "Ya sabrás lo que es miedo: mas no por eso te ganarás la vida."
Peu de temps après, le bedeau vint en visite à la maison. Le père lui conta sa peine et lui expliqua combien son fils était peu doué en toutes choses. "Pensez voir! Quand je lui ai demandé comment il ferait pour gagner son pain, il a dit qu'il voulait apprendre à frissonner!" - "Si ce n'est que ça," répondit le bedeau, "je le lui apprendrai. Confiez-le-moi." Le père était content; il se disait: "On va le dégourdir un peu." Le bedeau l'amena donc chez lui et lui confia la tâche de sonner les cloches. Au bout de quelque temps, son maître le réveilla à minuit et lui demanda de se lever et de monter au clocher pour carillonner. "Tu vas voir ce que c'est que d'avoir peur," songeait-il. Il quitta secrètement la maison et quand le garçon fut arrivé en haut du clocher, comme il s'apprêtait à saisir les cordes, il vit dans l'escalier, en dessous de lui, une forme toute blanche. "Qui va là?" cria-t-il. L'apparition ne répondit pas, ne bougea pas. "Réponds!" cria le jeune homme. "Ou bien décampe! Tu n'as rien à faire ici!" Le bedeau ne bougeait toujours pas. Il voulait que le jeune homme le prit pour un fantôme. Pour la deuxième fois, celui-ci cria: "Que viens-tu faire ici? Parle si tu es honnête homme. Sinon je te jette au bas de l'escalier." Le bedeau pensa: "Il n'en fera rien." Il ne répondit pas et resta sans bouger. Comme s'il était de pierre. Alors le garçon l'avertit pour la troisième fois et comme le fantôme ne répondait toujours pas, il prit son élan et le précipita dans l'escalier. L'apparition dégringola d'une dizaine de marches et resta là allongée. Le garçon fit sonner les cloches, rentra à la maison, se coucha sans souffler mot et s'endormit. La femme du bedeau attendit longtemps son mari. Mais il ne revenait pas. Finalement, elle prit peur, réveilla le jeune homme et lui demanda: "Sais-tu où est resté mon mari? Il est monté avant toi au clocher." - "Non," répondit-il, "je ne sais pas. Mais il y avait quelqu'un dans l'escalier et comme cette personne ne répondait pas à mes questions et ne voulait pas s'en aller, je l'ai prise pour un coquin et l'ai jetée au bas du clocher. Allez-y, vous verrez bien si c'était votre mari. Je le regretterais." La femme s'en fut en courant et découvrit son mari gémissant dans un coin, une jambe cassée.
Poco después fue el sacristán de visita, y le refirió el padre lo que pasaba, diciéndole cómo su hijo menor se daba tan mala maña para todo y que no sabía ni aprendía nada. "¿Podréis creer que cuando le he preguntado si quería aprender algo para ganarse su vida, me contestó que solo quería saber lo que es miedo?" - "Si no es más que eso," le respondió el sacristán, "yo se lo enseñaré: enviádmele a mi casa, y no tardará en saberlo." El padre se alegró mucho, pues pensó entre sí: Ahora quedará un poco menos orgulloso. El sacristán se le llevó a su casa para enviarle a tocar las campanas. A los dos días le despertó a media noche, le mandó levantarse, subir al campanario y tocar las campanas. Ahora sabrás lo que es miedo, dijo para sí. Salió tras él, y cuando el joven estaba en lo alto del campanario, e iba a coger la cuerda de la campana, se puso en medio de la escalera, frente a la puerta, envuelto en una sábana blanca. "¿Quién está ahí?" preguntó el joven. Pero la fantasma no contestó ni se movió. "Responde, o te hago volver por donde has venido, tú no tienes nada que hacer aquí a estas horas de la noche." Pero el sacristán continuó inmóvil, para que el joven creyese que era un espectro. El joven le preguntó por segunda: "¿Quién eres? habla, si eres un hombre honrado, o si no te hago rodar por la escalera abajo." El sacristán creyó que no haría lo que decía y estuvo sin respirar como si fuese de piedra. Entonces le preguntó el joven por tercera vez, y como estaba ya incomodado, dio un salto y echó a rodar al espectro por la escalera abajo de modo que rodó diez escalones y fue a parar a un rincón. En seguida tocó las campanas, y se fue a su casa, se acostó sin decir una palabra y se durmió. La mujer del sacristán esperó un largo rato a su marido; pero no volvía. Llena entonces de recelo, llamó al joven y le preguntó: "¿No sabes dónde se ha quedado mi marido? ha subido a la torre detrás de ti." - "No," contestó el joven, "pero allí había uno en la escalera frente a la puerta, y como no ha querido decirme palabra ni marcharse, he creído que iba a burlarse de mí y le he tirado por la escalera abajo. Id allí y veréis si es él, pues lo sentiría." La mujer fue corriendo; y halló a su marido que estaba en un rincón y se quejaba porque tenía una pierna rota.
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