LinguaBoosteraprendiendo idiomas extranjeros

«Descubierta»

Se el primero en darle puntuación
✒ Autor
📖 Paginas7
⏰ Tiempo de leer 20 minutos
💡 Fecha de publicación1880
🌏 Idioma original Francés

Leer el libro

El barco estaba lleno de gente. Se pronosticaba un feliz viaje; los havreses iban a dar un paseo a Trouvllle.
Soltaron las amarras; un silbido anunció la partida; un estremecimiento sacudió el barco, mientras se oía en torno un rumor de agua removida.
Giraron las ruedas, se detuvieron y giraron de nuevo suavemente. Cuando el capitán dijo en el portavoz que le servia para dar sus órdenes a los maquinistas: "¡En marcha!", las ruedas comenzaron a girar con rapidez.
Nos apartábamos del muelle.
Los viajeros agitaban sus pañuelos, como si se despidiesen para América, y los amigos que se quedaban en tierra hacían otro tanto.
El sol de julio cala sobre las sombrillas, sobre los trajes claros, sobre los rostros alegres, sobre las aguas del Océano en calma. Cuando hubo salido del puerto el vaporcito, trazó una curva rápida para dirigir su proa puntiaguda hacia la costa lejana entrevista vagamente a través de la bruma matinal.
A nuestra izquierda se abría la embocadura del Sena, de veinte kilómetros de ancho. De trecho en trecho, grandes boyas indicaban los bancos arenosos y se distinguían a lo lejos las aguas dulces y cenagosas del río, que, sin mezclarse con el agua salada, señalaban grandes franjas amarillentas en la superficie verde y pura del mar.
En cuanto me veo en una embarcación, siento la necesidad de pasear de arriba abajo, como un marino que hace guardia.
¿Por qué? Lo ignoro. Pero lo cierto es que, según mi costumbre, comencé a pasearme, procurando evitar encontrones con los viajeros.
Me llamaron. Volví la cabeza. Reconocí a un antiguo compañero, Enrique Sidoine, al cual no había visto en diez años. Después de darnos un afectuoso apretón de manos, refiriéndonos a una cosas y otras, emprendimos nuevamente los paseos de oso enjaulado. Sin dejar de hablar, mirábamos las dos filas de viajeros sentados a uno y otro lado del puente.
De pronto Enrique dijo con verdadera expresión de rabia:
— Está lleno de ingleses. ¡Que asco!
En el vapor abundaban, en efecto, los ingleses. Los hombres en pie, contemplaban con sus gemelos el horizonte, con un cierto empaque de importancia que parecia decir: "Somos nosotros, los ingleses, los dueños del mar.¡Bum! ¡Bum! Aqui estamos." Y todos los velos blancos que flotaban en sus sombreros, parecían banderas desplegadas para indicar su poder.
Página 1 de 7

Puedes usar los botones de la izquierda o derecha del teclado para navegar entre las páginas del libro

Sugerir una cotización

Descargalo gratis en PDF, FB2, EPUb, DOC y TXT

Descarga gratis el libro electrónico «Descubierta» del autor Guy de Maupassant, también puedes imprimir el texto del libro, para este en formatos PDF y DOC son recomendadas.

Puedes estar interesada en

Se el primero en comentar

Agregar

Agregue un comentario