«Las migajas en la mesa» en alemán , con la traducción paralela
Die Brosamen auf dem Tisch
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✒ Autor | Hermanos Grimm |
📖 Paginas | 1 |
⏰ Tiempo de leer | 10 minutos |
💡 Fecha de publicación | 1843 |
🌏 Idioma original | Alemán |
📌 Tipo | Cuento de hadas |
📌 Géneros | Literatura infantil, parábola, Irónico |
Traducciones
Die Brosamen auf dem Tisch: leer el libro original , con la traducción paralela en español
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Der Gockel hat einmal zu seinen Hühnerchen gesagt: "Kommt schnell in die Stube herauf! Wir wollen Brosamen zusammenpicken auf dem Tisch: unsere Frau ist ausgegangen, Visiten machen." Da sagten die Hühnerchen: "Nein, nein, wir kommen nicht! Weißt du, die Frau zankt sonst mit uns!" Da sagt der Hahn: "Sie weiß ja nichts davon, kommt nur: Sie gibt uns ja doch nie was Gutes!" Da sagten die Hühnerchen wieder: "Nein, nein, es ist aus und vorbei, wir gehen nicht hinauf!" Aber der Gockel hat ihnen keine Ruhe gelassen, bis sie endlich gegangen sind und auf den Tisch zusammengelesen haben in aller Strenge und Eile. Da kommt gerade die Frau dazu und nimmt geschwind einen Stecken, jagt sie weg und geht tüchtig mit ihnen ins Gericht. Und wie sie da vorm Haus unten sind, so sagen die Hühnerchen zum Gockel: "Ga, ga, ga, ga, ga, ga, ga - wir haben's doch gesagt!" Da hat der Gockel gelacht und nur gesagt: "Ha, ha, ha, ha, ha - hab ich's doch gewußt!" Do händ se chönne goh.
Un campesino dijo un día a sus mascotas: "Vengan al comedor y disfruten, coman de todas las migajas de pan que hay en la mesa. La señora ha salido a cumplir con algunas visitas. " Entonces las pequeñas mascotas dijeron: "No, no. No iremos. Si la señora lo llega a saber, nos castigará." - "Ella no sabrá nada de esto," dijo el campesino. "Vengan, después de todo ella nunca les da nada bueno." Y los perritos, meneando sus cabecitas, dijeron de nuevo: "Nopi, nopi, no iremos. Dejaremos eso donde está." Pero el campesino no los dejaba en paz, hasta que al fin fueron, subieron a la mesa y comieron todas las migajas que pudieron. Pero en ese momento llegó la señora, y revoloteó un pequeño látigo con gran destreza y los castigó severamente. Cuando salieron sollozando de la casa, los perritos dijeron al campesino: "¡Uh, uh, uh! ¿Viste...?" El campesino se rió y dijo: "Ji, ji, ji. ¿Y no era eso lo que esperaban...?" Y a ellos no les quedó más que salir corriendo.
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